Y las fuerzas externas
bastardearon mi soberbia,
y el llanto de mi alma
expulsó a la muerte de mi vida,
y los caminos pisoteados
fueron crujientes hojas secas,
y el caparazón que te protegía
se resquebrajó con mi aliento,
y las decisiones tomadas
amarraron mi existencia,
y los garabatos de amor
intentaron ser obras de Arte,
y la desnaturalización de la vida
opacó al sentido común,
y la búsqueda de afecto
sentenció mi pubertad,
y en las calles de mi mente
dejaron baches mis ideales,
y el onanismo sombrío
cuestionó los mandamientos,
y la vereda de enfrente,
se tornó hoy mi vereda,
y tu boca entre paréntesis
se dejó encerrar por mis corchetes,
y la “y” de tantos versos
me piqueteó por explotada,
y las cercas que he saltado
se despreciaron en mis recuerdos.
2 comentarios:
Si le adjudicara un tema al poema, sería: la sobrevivencia.
Una manera de vivir es situarse a contramano, elegir la transgresión como una forma de aprehender el sentido de la existencia.
Pero, ¿cuánto dura la resistencia cuando avanzar es ir contra corriente?.
Sobrevivir, al final, es mucho más simple, es recortar aquello que ha dolido, definir estructuras y dejar a salvo lo que nos es esencial.
Tu poema al leerse se siente como un raspón en la piel ...
Pero no por áspero deja de ser bello.
Saludos
Wallis
Gracias Wallis por tus palabras.
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